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Club de lectura: La princesa de Éboli junio 17, 2015

Posted by Carmen Luisa Romero in Club de lectura.
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Nos reunimos para comentar «La princesa de Éboli» de Almudena de Arteaga, descendiente de Ana de Mendoza.

Laprincesadeeboli

Todas hemos coincidido en que se trata de una lectura fácil y bien documentada sobre esta figura tan controvertida, pero al mismo tiempo nos parece que no profundiza en la historia ni en los personajes, pasa de puntilla sobre los acontecimientos. Es posible que se deba a que es su primera novela.

A veces interpreta a su manera los datos sobre algunos personajes, como por ejemplo el infante D. Carlos, (quien parece ser que fue envenenado por orden de su padre, pero ella no lo menciona).

Deja al rey Felipe II en mal lugar, como un hombre muy reacio a las novedades, muy cerrado. Desmiente la autora que Ana fuese amante del rey.

La figura de la princesa de Éboli, Ana de Mendoza, aparece como una persona caprichosa, engreída, prepotente, orgullosa del estatus social al que pertenecía. Se dirige al rey con demasiadas confianzas, cosa que al rey no le gusta nada. Contrasta con la mujer de Antonio Pérez, sencilla, casi insignificante, pues pertenece a una clase social más baja.

Es un acierto la manera de estar escrita la novela, de forma autobiográfica, donde nos narra en primera persona, ante su hija pequeña, lo que ha sido su vida y su relaciones, primero con su marido, con quien se casó cuando no tenía más que doce años, y después su relación con su amante, Antonio Pérez, secretario del rey Felipe II.

Además, como a instancias del rey conspiran para matar a Escobedo, secretario de D. Juan de Austria, hermanastro del rey.

A pequeñas y grandes pinceladas nos habla de su resignación como buena mujer de su tiempo para, por ejemplo, sufrir en silencio y con estoicismo la decepción de su padre porque nació niña; para aceptar el destino fijado por sus padres, a “sugerencia” del rey, de casarse con Ruy Gómez de Silva (mucho mayor que ella); para mantener oculto su único gran amor, hacia Antonio Pérez; para someterse al mandato del rey quien, no se sabe con certeza por qué, la privó de la custodia de sus hijos y de su libertad. Para, en fin, acatar unas normas de las que se sentía muy alejada ya que era una mujer en muchos sentidos adelantada a su época.

Encontramos también su difícil relación con Sta. Teresa de Jesús, o su deseo de emular a la Casa de Alba.

 

 

 

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